Alba García Martín
Las palabras no se las lleva el viento, ojalá. Se quedan pegadas como el chapapote a una roca, se nos pegan profundamente y nos contaminan.
Pudiera parecer inofensivo un trocito de galipó pegado en la planta de nuestros pies, pero si todas las personas que llenamos una playa un día de verano, al llegar a casa nos notáramos el alquitrán, quizás la cosa se tornara preocupante. Quizás la playa estaba más contaminada de lo que parecía, por muy cristalina que fuera su agua y por muchos reconocimientos en forma de banderas que tuviera…[enlace a artículo]
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